La lucha contra la pobreza energética, que se cree que afecta a entre el 8 y el 14 % de la población portuguesa, será estructuralmente efectiva si se apoyan medidas de eficiencia energética. La incapacidad de las familias para calentar o enfriar adecuadamente sus hogares se debe tanto a la insuficiencia de sus ingresos como a la baja calidad energética de sus viviendas. Es esencial apoyar la inversión en la reducción de las necesidades energéticas de las viviendas para sacar a las familias de la situación de pobreza energética.

Un grupo de docentes del ISEG ha realizado un estudio en el que se determina la pobreza energética en Portugal, se analizan las soluciones que existen actualmente para combatir este fenómeno, se proponen otras nuevas y se hacen también recomendaciones sobre las políticas públicas que deben aplicarse en este sentido.

¿Cómo se mide la pobreza energética?

Para comprender el nivel de pobreza energética, es importante entender la incidencia (el número de personas o familias afectadas) y la intensidad (la gravedad del problema).

Existen tres tipos de indicadores que ayudan a conocer el nivel de pobreza energética en Portugal:

¿Qué dicen los indicadores?

Percepción de las familias

El último estudio europeo sobre la percepción de las familias en cuanto a su capacidad económica para mantener sus viviendas debidamente calentadas se llevó a cabo en el 2015.


Tal y como puede observarse en el siguiente gráfico, Portugal es el quinto país de la Unión Europea en el que más familias tienen la percepción de encontrarse en situación de pobreza energética.
 

Sin embargo, estos datos deben cotejarse con la situación de escasez de ingresos (hogares que se encuentran por debajo del umbral de pobreza). Así, según este indicador de percepción, el 8,1 % de la población se encuentra en situación de pobreza energética y, al mismo tiempo, en situación de escasez de ingresos.

Gasto energético

Los resultados utilizados en este tipo de indicadores se refieren a la encuesta de gastos del hogar, realizada en 2015/2016. 

El indicador de gasto energético más común determina que los hogares en situación de pobreza energética son aquellos que tienen un gasto energético superior al 10 % de su presupuesto doméstico. Se concluyó que, en Portugal, según este indicador, el 13,5 % de la población se encontraba en situación de pobreza energética y escasez de ingresos de forma simultánea. Si se contabilizan los datos correspondientes a todos los hogares portugueses, la diferencia entre el gasto energético y el umbral de ingresos del 10 % es de 338 millones. 

Brecha energética

Este indicador presenta como novedad el cálculo del gasto energético de referencia para cada hogar, que es el gasto que la familia debe hacer para vivir con comodidad teniendo en cuenta las características de su vivienda. La brecha energética es la diferencia entre su gasto de referencia y su gasto verificado. Dado que el gasto de referencia depende de las características de la vivienda, la mejora de la eficiencia energética de la misma permite reducir esta brecha (algo que no se identificaría directamente por el indicador de gasto energético).nSe trata de entender la diferencia entre el gasto del hogar y el gasto energético de referencia recomendado para el bienestar de cada familia.

Para poder llegar a establecer el gasto de referencia, fue necesario contrastar varios datos y fuentes de información.

Los resultados de este indicador muestran que el 11 % de la población vive una situación simultánea de pobreza energética y de escasez de ingresos. Si tenemos en cuenta los datos correspondientes a la totalidad de los hogares portugueses, la diferencia entre el gasto energético de referencia y el real es de 382 millones de euros. Como este indicador es el más completo, el valor de la brecha energética se toma como referencia en el análisis de las medidas de lucha contra la pobreza energética.

Por lo tanto, estas dos medidas muestran que, según los diferentes indicadores, la población que se encuentra en una situación simultánea de pobreza energética y escasez de ingresos constituye el 8,1 % del total según la percepción de las familias, el 13,5 % según el gasto medio energético de cada hogar y el 11 % según el indicador de brecha energética.  

Para reducir la brecha de 382 millones de euros identificada de manera estructural, es esencial invertir principalmente en la reducción de las necesidades (eficiencia energética, mejora de la calidad de construcción, etc.) y aplicar medidas de ayuda con respecto a los precios como un complemento importante (tarifa social, reducción de impuestos, etc.).


Portugal es uno de los países de la Unión Europea con un menor número de políticas públicas para combatir la pobreza energética, y tampoco promueve ninguna medida para reducir las necesidades. De hecho, solo se señala una medida, que corresponde a la tarifa social. 

Entonces, ¿cómo es posible reducir la brecha?

En vista de la política pública de ayuda con respecto a los precios mediante la asignación de una tarifa social, se consideró que debería hacerse una inversión de unos 400 millones de euros al año.


Este estudio analizó tres medidas de reducción de las necesidades, comparándolas con la ayuda con respecto a los precios necesaria para eliminar la brecha.

  1. Sellado de ventanas: Se concluyó que sería posible reducir la brecha en un 6 %, lo que representa un coste de 9 millones de euros en 10 años.
  2. Aislamiento del tejado: Se concluyó que sería posible reducir la brecha en un 25 % con esta medida, lo que representa un coste de 95 millones de euros en 50 años.
  3. Aire acondicionado (en el 50 % de las estancias de la vivienda): Se concluyó que sería posible reducir la brecha en un 73 %, lo que representa un coste de 324 millones de euros en 20 años.

Es importante señalar que, si la brecha actual representa aproximadamente 400 millones de euros al año, la inversión en aire acondicionado tendría un coste de 324 millones de euros en 20 años (16,2 millones al año) y reduciría la brecha existente en un 73 %.

Conclusiones del estudio:

El estudio concluye que la apuesta por reducir las necesidades mediante una combinación de las tres medidas presentadas anteriormente permitiría reducir la brecha en un 91 %, lo cual dejaría únicamente a un 1 % de la población en una situación de pobreza energética. Esta solución demuestra ser mucho más rentable que unas simples medidas de ayuda con respecto a los precios y permiten disminuir la pobreza energética en la misma proporción.

También señala como soluciones la ampliación de las políticas públicas nacionales a medidas que permitan reducir las necesidades y la aplicación de fondos estructurales y de inversión en programas de eficiencia energética centrados en los hogares que se encuentran en situación de pobreza energética (como el Fondo de Eficiencia Energética y el Plan de Promoción de la Eficiencia en el Consumo de Energía Eléctrica).